Pepe Rivero (La Habana, Cuba) es uno de los músicos que está renovando la escena internacional del jazz, aportando para ello sus raíces latinas. Pianista, arreglista y compositor, ha colaborado con gigantes como Paquito D`Rivera o Celia Cruz. En su tercer disco, ‘Los boleros de Chopin’, ha adaptado varias partituras del compositor franco-polaco.
Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de revisar en formato de trío y a ritmo de bolero las composiciones de Chopin?
Respuesta. La idea de ‘Los boleros de Chopin’ llegó a través de una propuesta de (el productor) José Luis Rupérez para Televisión Española. Me llamó y me propuso crear un proyecto de base clásica. Hice una maqueta con temas de Chopin y apareció ese mágico título: ‘Los boleros de Chopin’. Me puse a trabajar en ello y lo estrenamos en televisión en formato de cuarteto.
P. De ahí a grabarlo en un disco solo había un paso…
R. Quería reproducirlo en estudio en un formato cercano a aquel inicial. Este trío nació en un concierto de Radio 3 con Eva Cortés como cantante. Es un placer inmenso cuando sientes esa energía y conectas con los músicos. Lo grandioso de este trío es la conexión entre Cuba y España, a través de Toño Miguel (contrabajista) y Georvis Pico (batería).
P. ¿Presentaréis en este concierto los temas del disco?
R. Así es. Para mí ha sido un placer ser invitado a este ciclo. Tengo gratos recuerdos de las ocasiones en las que he tocado en Bilbao.
P. ¿Eso de convertir en boleros la música de Chopin no suena un poco irreverente?
R. Ahí estuvo la maldad del título. Pero poca gente sabe que hay una obra de Chopín que se llama ‘El Bolero’. El bolero es un género cubano y mexicano, pero la música cubana también está muy influenciada por los sonidos europeos. Cuando empecé a investigar, descubrí que muchos boleros clásicos tenían armonías similares a melodías de Chopín y de otros compositores clásicos.
P. En ese sentido, ¿ha supuesto este trabajo una vuelta a tu formación clásica como pianista?
R. Por supuesto. Chopin es uno de mis compositores favoritos. Siempre lo estoy tocando; caliento con sus estudios. Cuando empecé a trabajar en este disco simplemente me dejé llevar por la música. No dije: esto va a ser un chachachá o un bolero. Uno nunca está del todo satisfecho con lo que hace, pero lo que sé es que lo he hecho con sinceridad y honestidad.
P. ¿Es eso lo que ahora se llama fusión?
R. Efectivamente. Pero para hacer este tipo de cosas, hay que saber bien de dónde proviene cada cosa que quieres unir. Algo como lo que pasó con el disco ‘Lágrimas Negras’ de Diego El Cigala. En ese trabajo se mezclaron el flamenco y la música cubana. Pero Bebo Valdés estuvo muy acertado con los arreglos, porque él ha vivido en España y conoce ambos géneros. Cuando mezclas esas dos cosas sabiendo y te dejas llevar por la música, no es impuesto sino fluido. Parece que ese tema ha sido así de toda la vida.
P. ¿Qué ha aportado la música latina al jazz?
R. Creo que le ha dado otra manera o punto de vista para entender el discurso del jazz. Nos servimos de eso para el discurso jazzístico de la improvisación. Es lo mismo que hacemos cuando hablamos, que estamos improvisando y buscando sinónimos. Improvisar es como hablar, tienes que hacer como un niño pequeñito que va diciendo sus primeras palabras y aprende por imitación. De alguna manera, un gran orador podría ser un jazzista.
P. Este año has dirigido también Clazz, un festival dedicado al jazz latino que se ha celebrado en Madrid y Barcelona. ¿Tendrá continuidad la iniciativa?
R. Hasta ahora no existía ningún festival específico dedicado al jazz latino. Pensamos que este era el momento, debido a la gran cantidad de músicos que están viniendo a vivir a Europa. Al principio queríamos llevar el festival también a Bilbao y Valencia, pero finalmente no fue posible. Estoy convencidísimo de que en el PaísVasco podría funcionar este formato, porque ahí hay mucha cultura de jazz, así que no renunciamos a llevarlo más adelante.
