Pregunta. Sus dos primeros trabajos discográficos abarcan sonoridades diferentes: de Chopin a Granados o Albeniz ¿Le gusta esa variedad?
Respuesta. Sí, pero también hay que decir que Granados es el gran romántico español. Luego están Albéniz y Falla con sus giros flamencos, pero es una música universal. La gente piensa que la música clásica es un universo cerrado, pero hay tantos registros desde Bach hasta hoy que se pueden hacer tantas cosas diferentes…Las posibilidades son infinitas, no dan tres vidas para todo lo que hay.
P. ¿Cómo se consigue hacer propio algo que se ha tocado infinidad de veces?
R. Porque en el momento en que una obra pasa por tus dedos, es tuya. De una sonata de Mozart surge algo nuevo por cada persona que la toca. En el escenario se ve todo lo que tiene una persona: si es generosa, si es egoísta, tierna, cariñosa; si tiene miedo o está disfrutando. Porque la música llega hasta el corazón y se hace desde el corazón. Yo soy una persona de 27 años que escucha de todo, desde Bach hasta música electrónica. Trato de quitar el estigma de lo clásico porque lo que importa es la emoción. El mensaje es emocionarte tú mismo y emocionar a los demás con un lenguaje de sentimientos que trasciende a cualquier etiqueta que la sociedad pueda dar a la música.
P. En los últimos años ha tocado en escenarios de América y Europa. ¿Cómo ha vivido todas estas cosas que le han pasado?
R. Han sido maravillosas. Las he vivido con una sensación entre ilusión y gratitud enorme, estoy muy agradecida a todas las personas que me han acompañado. Aún así, no siento que todo haya llegado de repente, ya que ha sido una evolución natural. A los doce años ya toqué mi primer concierto como solista de una orquesta. Eran escenarios pequeños, pero dar el paso a los grandes auditorios no supone un poco tan brusco, porque lo importante es tocar para alguien.
P. ¿Es lo mismo tocar para pocas personas que hacerlo en un gran auditorio?
R. Sí, porque cada momento es importante. Cuando tenía 12 años y tocaba para las diez personas que venían a verme a la escuela de música era importante; y ahora hacerlo en un auditorio también lo es. De hecho, un pequeño auditorio puede imponer más que uno grande. En el momento en que hay alguien ahí, da igual el número de personas. Además, lo importante es centrarse en la música, porque si no se vuelve algo profano. Lo esencial es hacer lo que quiero hacer lo que quiero hacer con el mensaje que quiero transmitir, sea en un gran teatro o en mi casa para mi familia.
P. ¿Se plantea hacer más cosas también fuera del ámbito clasico?
R. Soy una persona muy abierta, también en lo musical. Por ejemplo, he fusionado poesía con música, hice una colaboración con la cantante de fado María Berasarte y tengo un proyecto con el pianista José Rivero par unir jazz y clásico sobre piezas de Chopin. Creo que estamos en tiempo de unir y crear cosas juntos, que abramos público y quitemos esas barreras entre los estilos, haciéndolo con gusto y teniendo claro que no todo vale.
P. ¿Qué puedes decir a los jóvenes músicos que quieren llegar a donde está usted ahora?
R. Siempre digo que hace falta talento o facilidad, fuerza interior y una vida fuera de la música que te estabilice; paciencia para saber esperar el momento, constancia, trabajo, ilusión y sobre todo pasión por lo que haces. La pasión siempre tiene que estar ahí.
ENTRADAS GRATIS
Entradas gratis para tus conciertos favoritos.
Únete gratis sólo con tu email al Club Kmon.