Pregunta. ‘LeBron’ ha sido considerado su trabajo más maduro y completo (a nosotros así nos lo parece). ¿Cómo lo ve ahora que han pasado unos meses desde su publicación?

Respuesta. Bastante bien, estoy contento con el 90% del disco, mucho mejor de lo que esperaba. Pensaba que a los dos meses iba a odiarlo, pero parece que no.

P. En este trabajo suena rap, pero hay sonidos que se acercan al soul o a la música jamaicana. ¿Como surgen estas aportaciones dentro del proceso de creación del disco?

R. Suelo moverme por la música que me mandan, muchas veces rimo sobre beats que me detonan ideas sin pararme a pensar si el sample es jamaicano, rockero, o soulero. Básicamente lo principal para mí es que el ritmo me incite a escribir. Luego suelo meter colabos con colegas que cantan reggae como Green Valley, Morodo o Swan. Somos todos amigos y nos mola colaborar.

P.¿Podría explicarnos cuál es su método de composición, si es que sigue  algún tipo de rutina o mecánica concreta a la hora de escribir?

R. Todo nace con el beat, una persona pongamos en Málaga crea una instrumental interpretando y componiendo la música a su manera, me la envía y si mi cabeza está en sintonía con esas melodías y ese sonido, las rimas se me ocurren sobre la marcha. Cuando llegan esos ritmos (que suelen ser difíciles porque es complicado encajar con mi cabeza de manera automática) me pongo a trabajar esté donde esté, dejando de lado cualquier cosa que tuviera programada: Gym, reuniones, cine... lo que sea. Porque cuando esos ritmos llegan hay que pillarlos en ese momento. Si te enfrías, ya jamás sacarás todo lo que podrías haber sacado en la primera escucha. Soy fan de las primeras escuchas y de las primeras tomas de grabación.

P. ¿Le sería posible escribir sin las referencias literarias que consume como lector?

R. No, mi vida es leer y escribir.

P.¿Cómo se siente en el contexto de un festival dedicado a las música del mundo o de raíz como Pirineos Sur?

R.Estoy alucinado con las fotos que he visto del escenario flotante, tiene pinta de ser espectacular. Muy agradecido.

P.En ese sentido, ¿cuál cree que ha sido la aportación a este género de los raperos españoles y andaluces como usted?

R. No sé definirme, no soy capaz de describir mi estilo ni mis formas, la gente profesional que se gana la vida con el periodismo musical quizás sepa. Yo solo sé rimar cosas sobre ritmos, realmente no sé como empieza un tema ni como va a terminar, yo me pongo y todo sigue hacia delante de manera misteriosa. ‘El impulso invisible’ que dice Vila-Matas.

P. En ‘Mi colega’ (uno de los temas de su nuevo disco) muestra su descontento con aspectos de la sociedad digital, como el exceso de prisa en las redes sociales e Internet. ¿Le fastidia especialmente ese fenómeno?

R.No es que me fastidie, es que vivo rodeando todo eso como el que bordea un fuego para escapar del incendio. Ni tengo redes (existen pero no las llevo yo, no tengo ni las claves ) ni leo prensa, ni prensa musical, ni veo tele, absolutamente nada. Vivo intentando bordear todo eso porque realmente sí que acabo consumiendo algo: esa noticia que alguien me corta y pega por Telegram, ese cotilleo que acaba sabiéndose, esa mierda que al final pisas...Entonces como ya sé que algún idiota va a darme el día contándome un cotilleo feo que me amarga, o como sé que de alguna manera acabaré sabiendo cosas inútiles que deprimen, intento no buscarlas yo.

P.Sin prisa, han pasado ya veinte años desde que empezó en esto de la música. En general, ¿cómo valora o analiza su carrera?

R.Todo ha pasado volando, ni me he enterado, tengo cerca de 40 años y no sé que cojones ha pasado todo este tiempo. Sé que empecé a escribir rimas con ritmos que me mandaban en 1996-1997, y que desde entonces no he parado. A veces miro un cajón con seis cuadernos que contienen la mayoría de mis canciones y pienso: ¿Cúando pasó todo esto?